Con el paso del tiempo, es inevitable que cualquier teléfono, incluido tu Android, comience a funcionar más lento. Las pantallas de carga interminables, las aplicaciones que se bloquean y una respuesta táctil que deja de ser instantánea se convierten en un problema habitual. Antes de plantearse la compra de un nuevo dispositivo, existen varias estrategias para revitalizar el rendimiento de tu móvil actual sin gastar un solo euro.
La mayoría de las mejoras significativas provienen de pequeños ajustes en la configuración del sistema. Acciones sencillas como eliminar aplicaciones que no utilizas, limpiar archivos antiguos y gestionar los procesos en segundo plano pueden liberar una cantidad sorprendente de almacenamiento y recursos. Optimizar el uso de la batería también contribuye a un rendimiento más fluido. Además, no hay que subestimar la importancia de la limpieza física; diversos estudios demuestran que un teléfono acumula más gérmenes que el asiento de un inodoro, por lo que mantenerlo limpio es beneficioso tanto por fuera como por dentro.
Optimización básica: una puesta a punto esencial
Antes de invertir cientos de euros en un nuevo modelo, dedicar unos minutos a una puesta a punto puede marcar la diferencia. Ya sea un Android de gama de entrada o un buque insignia, estos consejos ayudarán a reducir el lag y a mejorar la velocidad general, haciendo que tu móvil se sienta casi como nuevo.
Elimina las aplicaciones olvidadas El primer paso es revisar la pantalla de inicio o el cajón de aplicaciones y desinstalar todas aquellas que ya no uses. Estas aplicaciones no solo ocupan un valioso espacio de almacenamiento, sino que a menudo mantienen permisos de acceso a tu información personal que concediste en su día. El proceso de desinstalación puede variar ligeramente según el fabricante del dispositivo, pero generalmente basta con mantener pulsado el icono de la aplicación y seleccionar la opción “Desinstalar”.
Libera espacio eliminando archivos antiguos Una vez eliminadas las aplicaciones innecesarias, el siguiente paso es revisar los archivos guardados en el teléfono. Es fácil acumular documentos, menús de restaurantes en PDF o GIFs que te enviaron hace meses. La forma más rápida de gestionar el almacenamiento es utilizar la aplicación de gestión de archivos preinstalada. En algunos móviles se llama “Archivos”, en los Samsung es “Mis Archivos” y en otros, como los OnePlus, “Gestor de archivos”. Se recomienda empezar por la carpeta de “Descargas” para borrar lo que ya no necesites o moverlo a un servicio en la nube como Google Drive. La mayoría de estas aplicaciones también identifican archivos de gran tamaño que están ocupando mucho espacio.
Personalización para una experiencia renovada
Una de las grandes ventajas de Android es su enorme capacidad de personalización. Más allá de instalar paquetes de iconos o cambiar el launcher por completo, los propios ajustes del sistema ofrecen opciones para darle un aire nuevo a tu dispositivo.
Para ello, mantén pulsado un espacio vacío en la pantalla de inicio y busca una opción como “Ajustes de la pantalla de inicio”. Desde ahí podrás modificar aspectos como el tamaño de la cuadrícula de aplicaciones. Pasar de una cuadrícula de 4×5 a una de 5×5 puede parecer un cambio menor, pero esa columna extra optimiza el espacio de forma notable. También puedes configurar gestos, como deslizar el dedo hacia abajo en cualquier parte de la pantalla para desplegar las notificaciones, evitando tener que alcanzar la parte superior del móvil. Experimentar con estos ajustes puede hacer que la interacción diaria con tu teléfono se sienta fresca y diferente.
Más allá de Android: el reto de ejecutar sus apps en Linux
Mientras la mayoría de los usuarios busca optimizar su experiencia en el ecosistema Android tradicional, una comunidad de entusiastas explora un nuevo horizonte: el uso de sistemas operativos Linux en teléfonos móviles. Este avance, inspirado por el éxito de proyectos como WINE y Proton que permiten ejecutar software de Windows en ordenadores con Linux, busca lograr lo mismo en el ámbito móvil. Sin embargo, esto plantea un desafío fundamental: ¿cómo ejecutar las aplicaciones de Android en un móvil con Linux?
La respuesta está en un proyecto incipiente llamado Android Translation Layer (ATL). A diferencia de un emulador, que simula un hardware completo, ATL funciona como una capa de traducción. Su objetivo es “traducir” las llamadas del sistema de una aplicación de Android para que el kernel de Linux pueda entenderlas y ejecutarlas directamente. Este enfoque es viable porque tanto Android como las distribuciones de Linux de escritorio comparten el mismo núcleo (kernel), lo que elimina la necesidad de emular la arquitectura del hardware.
Actualmente, ATL se encuentra en una fase muy temprana de desarrollo. La implementación es compleja, ya que no solo se trata de traducir las llamadas al sistema, sino también de replicar las innumerables APIs de Android que las aplicaciones utilizan para funcionar. Por ahora, las aplicaciones más antiguas y sencillas, como el clásico Angry Birds, son las que tienen mayor compatibilidad. Al igual que ocurrió con WINE, el desarrollo de ATL probablemente será una carrera constante para dar soporte a las nuevas APIs que surgen con cada actualización de Android y de las propias aplicaciones. Pese a los desafíos, el éxito de proyectos similares en el escritorio da esperanzas de que ATL pueda madurar y convertirse en una solución robusta para el futuro de los móviles con Linux.