El próximo 1 de abril de 2026 no será una fecha cualquiera en el calendario de Cupertino. Apple cumplirá medio siglo de vida, un hito que la compañía parece dispuesta a celebrar no solo con conmemoraciones públicas, sino con lo que promete ser el mayor despliegue de productos de su historia. Sin embargo, mientras los ingenieros pulen el hardware del futuro, los equipos legales de la tecnológica enfrentan un presente convulso que les obliga a redefinir su modelo de negocio en mercados clave, como demuestra el reciente acuerdo en Brasil para permitir tiendas de aplicaciones de terceros.
Un 2026 marcado por la innovación radical
Lo que se avecina para el año del aniversario es, en esencia, un auténtico banquete tecnológico. Si bien el iPhone revolucionó el mundo hace casi dos décadas —cuya efeméride llegará en 2027—, Apple busca que 2026 sea el año en que diversifique su catálogo como nunca antes. La gran novedad que se anticipa es la entrada en una categoría inédita para la marca: el iPhone plegable. Este dispositivo, largamente rumoreado, podría ser la joya de la corona en un año donde también veremos la llegada de nuevos iPads, Macs y la esperada serie iPhone 18 Pro.
Pero el hardware no vendrá solo. Se espera que los ordenadores Mac den el salto definitivo a las pantallas OLED, impulsados por la nueva generación de chips M5, M5 Pro y M5 Max. La ambición no se detiene ahí; hacia finales de año, podríamos ver los primeros destellos de los procesadores M6, estableciendo de nuevo el estándar de la industria en rendimiento por vatio y capacidades de inteligencia artificial en el borde. Además, existe la posibilidad de que la compañía diversifique sus gamas con modelos más económicos, tanto en la línea iPhone (una posible serie ‘e’) como en Macs que integren chips de arquitectura móvil.
La apuesta por el hogar inteligente y la salud
Más allá de los dispositivos tradicionales, Apple parece decidida a conquistar el entorno doméstico y la salud personal. Los planes incluyen nuevas pantallas inteligentes para el hogar y, posiblemente, un primer vistazo a sus gafas inteligentes, un sector donde la competencia es feroz. Incluso se habla de una incursión en la robótica, quizás materializada en cámaras de seguridad domésticas potenciadas por IA.
En el terreno de los servicios, Health+ podría evolucionar para convertirse en una herramienta de atención primaria de bolsillo, reforzando la estrategia de la compañía en salud digital. Todo esto estará orquestado por una Siri renovada, dotada de una inteligencia contextual superior y respaldada por la integración de tecnología de Google Gemini. Es evidente que, aunque las Vision Pro no hayan alcanzado cifras de ventas masivas, representan una inversión a largo plazo en la computación espacial, un movimiento típico de una empresa que, como demostró con la adquisición de PA Semi en 2008 para crear sus propios chips, sabe jugar a largo plazo.
Cambio de paradigma en el ecosistema cerrado
Mientras Apple diseña este futuro, la realidad regulatoria le obliga a abrir su “jardín vallado”. Brasil se sumará el próximo año a la lista de países, junto a los de la Unión Europea y Japón, donde el monopolio de la App Store llega a su fin. Tras una larga disputa legal con el CADE (el organismo de control de la competencia brasileño), la compañía se ha comprometido a permitir tiendas de aplicaciones alternativas y sistemas de pago externos en iOS.
Este cambio no es menor. Apple dispone de 105 días para implementar estas modificaciones o se enfrentará a multas que podrían ascender a 150 millones de reales (unos 27 millones de dólares). La tecnológica ha argumentado históricamente que esta apertura compromete la seguridad del usuario, y en un comunicado reciente reiteró que, aunque mantendrá salvaguardas para proteger especialmente a los menores, los nuevos riesgos de privacidad son inevitables.
Las nuevas reglas del juego económico
La apertura, no obstante, no implica gratuidad. El modelo económico se adapta para seguir generando ingresos incluso fuera de la App Store oficial. Según los detalles del acuerdo, Apple seguirá cobrando una comisión, aunque con matices importantes. Para las compras dentro de la App Store, la tasa será del 25% (o del 10% para programas especiales), más un 5% si se utiliza el sistema de pagos de Apple.
En el caso de las tiendas alternativas, se aplicará una tarifa del 5% bajo el concepto de “Comisión de Tecnología Básica”. Curiosamente, si un desarrollador dirige a los usuarios a realizar compras fuera de la aplicación mediante un enlace estático, no habrá comisión; pero si utiliza un botón o enlace clicable hacia su propia web, la tasa será del 15%. Este complejo esquema de tarifas demuestra que, aunque Apple ceda ante la presión regulatoria global, sigue buscando formas de rentabilizar su inmensa base de usuarios mientras se prepara para soplar las 50 velas de su tarta.

